10/02/24
Creo que no a pocos les sorprende que a mi edad haya decidido ser actriz, y es que hasta hace poco mi carrera llevaba un rumbo totalmente diferente, entre ingenieros y científicos, llevando proyectos, redactando normativas ambientales marítimas...
Pero sufría, y mucho, durante años, por la falta de espacio para escucharme a mí misma sin dejarme confundir con el otro, sin fusionarme y perderme y olvidar por completo cómo mi cuerpo y mi Ser interior me hablan cada día, diciéndome lo que necesito, lo que me viene bien o no... Me olvidé de lo mucho que disfruto tocando la guitarra y cantando, aprendiendo una nueva pieza de piano, bailando sola o con mis amigas, comunicando...
Desde pequeña me encantaba estar delante de una cámara, mi padre era aficionado y a menudo alquilaba una de esas que por entonces eran enormes (luego se fueron haciendo más pequeñas), y gracias a él tenemos muchos "vídeos familiares" donde vernos a mi hermano y a mí, a mis primos, tíos y abuelos, amigos de la infancia... En más de una toma se veía cómo mi padre intentaba grabar a mi hermano y de repente venía yo y le robaba el plano (sí, una chupa-cámaras del copón), y no tenía ningún problema en contar mi historia medio real y medio inventada improvisada en el momento. Pero por muchos años renegué de aquella niña, me daba vergüenza querer ser tan protagonista, me parecía egocéntrica, presuntuosa...
No sé en qué momento empecé a dejar de gustarme, pero esto me ha acompañado hasta hace pocos años, cuando en medio de una gran crisis existencial decidí presentarme al casting del estreno mundial de una obra de teatro en Reino Unido, The Shadow Factory. Y me cogieron... todos los que estaban allí eran estudiantes de interpretación o llevaban tiempo en compañías de teatro amateur, yo era el bicho raro que resultaba haber tenido suerte y ser elegida para una producción de esa magnitud. Y creo que esto era una señal del universo, diciéndome que "por ahí vas bien", y la verdad que tanto en esa como otra obra (Don Quixote) en la que participé poco después me lo pasé como una niña.
Desde entonces no he dejado de formarme, especialmente para actuar ante la cámara, y es que en cada clase me siento en un universo paralelo donde puedo llegar a contactar con mi esencia para escarbar en aquellas emociones que necesito traer a escena, o mis compañeros me trasladan a sus espacios internos y puedo sentir esa conexión con ellos que todos tenemos y que hace que parezca que nos conocemos de toda la vida, o de otras vidas...
Actuar es mi mayor pasión, lo que más feliz me hace, y por eso decidí que quiero dedicarme a esto, porque el día en que me muera me arrepentiré más de lo que no he intentado que de lo que he hecho.
Abajo os dejo unas fotos de los ensayos y el rodaje de mi última escena con Yaiyons con mi súper compañero de escena Marco Tromp.
Un abrazo,
Carolina Dopico, actriz.